Aprovechando el inicio el nuevo año, nos parece adecuado retomar el hilo de un artículo publicado este mismo mes sobre el futuro de las baterías de nuestro coche. Comentábamos que las baterías en estado sólido eran la nueva promesa de la movilidad eléctrica, con tiempos de carga excepcionalmente bajos y con una durabilidad mayor.
Cerrábamos nuestro artículo con la promesa de hablaros de las “tierras raras”, materia prima necesaria para su fabricación. Y como somos de palabra… ¡Aquí está!
El comienzo de todo:
El futuro, igual que el 2021, ya está aquí. Y ya muchas compañías como Audi o Toyota han presentado sus prototipos. Este interés por desarrollar baterías eficientes esconde un incentivo medioambiental de doble fondo: por un lado son menos contaminantes, y por otro, permitirán la deseada migración hacia la movilidad eléctrica. Actualmente hay muchos motivos que impiden al usuario base migrar hacia vehículos eléctricos, uno de los principales es la reticencia hacia la carga del coche, y la limitada autonomía.
Las baterías en estado sólido prometen una carga completa del vehículo en 15 minutos, y eso es posible gracias a un nuevo diseño, y a la intervención de las protagonistas de este artículo: las tierras raras.
Las tierras raras son un conjunto de 17 minerales utilizados en ordenadores, móviles, en la industria militar, microondas, fibra óptica y en otros muchos artículos cotidianos. No son especialmente minoritarias, aunque el nombre pueda dar lugar a error, pero sí es complicado encontrarlas en estado puro. Lo que ocurre con toda materia prima es que su geolocalización está limitada a los recursos del planeta, y en este caso China es el principal explotador y exportador. El periódico “El País” cifra que “el gigante asiático, acapara el 80% de la producción mundial”. Y eso nos lleva al siguiente punto…
¿Por qué serán las baterías en estado sólido mucho más caras de lo que deberían?
Una de las grandes ventajas que a largo plazo plantean las baterías en estado sólido para los coches eléctricos, es que su coste de producción es más económico que los otros modelos de baterías, pero ya lleva un tiempo en el aire la cuestión de la especulación de las tierras raras.
Este pseudo monopolio de China, permitía realizar la venta de este material a un precio mucho más bajo que otros países como Australia o Brasil, que también tiene reservas de tierras raras. Pero claro, ¿y qué pasa ahora que la demanda no hace más que aumentar?
Por supuesto, los precios aumentan, y aunque China se escuda en motivos medioambientales, hay mucha especulación al respecto, y es un arma que el país asiático puede utilizar para seguir ganando la guerra tecnológica. Nadie desmerece la labor de extracción y los costos ocultos que supone, puesto que las zonas de extracción de tierras raras quedan gravemente contaminadas, suelen encontrarse en suelos radiactivos, y la minería ilegal y la falta de seguridad es un problema que debe ser tenido en cuenta; pero aun así, las habladurías no cesan: el avance de la tecnología que masificará la movilidad eléctrica está en manos de China.
Por tanto, aunque realmente sea más barato producir una batería en estado sólido hay dos factores que encarecerán su precio:
- El hecho de que la producción de las mismas no esté normalizada desde el primer momento. Toda nueva tecnología se encarece por ser minoritaria.
- Su materia prima es susceptible de especulación comercial. En este punto, China tiene mucho que decir, puesto que acumula la práctica totalidad del mercado.
¿Qué podemos hacer?
BMW anunció hace ya un par de años que invertiría 200 millones de euros en el centro de celdas de baterías del centro interdisciplinario con sede en Múnich. Esta noticia puede no decir nada por sí misma, pero el hecho de que informen de que están trabajando en un nuevo motor eléctrico que no precise de tierras raras, alerta sobre la situación. Buscar alternativas parece ser la solución más obvia, pero tal vez la más lenta y la que menos garantía tiene.
Por otro lado, en España, disponemos de algunos yacimientos de tierras raras. En Galicia, hay un yacimiento que no se explota, ni parece que se vaya a explotar. Otro yacimiento sito en Ciudad Real, que contaba con proyecto de explotación -tal y como informa el periódico “El País”- fue cancelado por los riesgos que suponía para la biodiversidad, porque además se encontraba entre dos reservas naturales. No olvidemos que la batería es uno de los elementos más contaminantes del coche. Comprueba en este artículo lo que ocurre con las baterías una vez llegan al desguace.
Por ahora, no parece que sea un problema seguir comprando a China este material, pero si restringen la venta, a los demás países no les quedará otra que activar sus yacimientos y proponer proyectos viables de explotación para seguir en la carrera por los modelos de vehículos más eficientes.
Ninguna industria está a salvo de la especulación y las luchas geopolíticas. ¿Por qué iba a ser menos un sector tan en auge como el de los vehículos eléctricos?