Casi un 75% del plomo existente se destina a la fabricación de baterías para vehículos, convirtiéndolo en el cuarto metal no férrico más usado del mundo. Su índice de recuperación es muy elevado y resulta imprescindible reciclar este tipo de materiales para no agotar los recursos naturales del planeta.
Las baterías de plomo funcionan como pilas electroquímicas, de ellas depende la acumulación y suministro de corriente eléctrica de la mayoría de los vehículos convencionales desde hace décadas. El continuo proceso de carga y descarga al que son sometidas durante su vida útil, acaba por deteriorarlas en un plazo de entre dos y diez años, dependiendo de la calidad de las mismas y los cuidados a los que la sometamos, tal como os explicamos desde nuestra sección de mecánica en el apartado baterías.
Teniendo en cuenta estas características, desde los Centros Autorizados de Tratamiento (CATV) damos una especial importancia a la extracción y el reciclado de las mismas en todo el mundo. Incluso en países donde la normativa no exige la descontaminación de los vehículos como residuos, hay leyes que avalan la protección y el tratamiento de estos elementos, como es el caso de Estados Unidos.
Cada batería contiene aproximadamente 10 kg de plomo, 2 kg de ácido sulfúrico y componentes plásticos que requieren pasar por un controlado sistema de separación y reciclado de los distintos elementos que la componen al ser considerados residuos peligrosos. Por su parte, además, la disolución de ácido sulfúrico, está catalogada como residuo especial por sus niveles de toxicidad, al resultar especialmente nocivos para el ser humano y el medio ambiente.
Por todo ello, haya llegado o no nuestro vehículo al final de su vida útil, cuando una batería se deteriora y debe ser sustituida por una nueva, es recomendable acudir a un CATV o a un centro de tratamiento de residuos para hacer entrega de la misma. También, es importante conocer que muchos talleres mecánicos o incluso establecimientos donde se comercializan este tipo de productos, se hacen cargo de gestionar el elemento viejo una vez se ha sustituido por uno nuevo.
Desde las instalaciones del desguace o CATV se procede a la extracción de las baterías, examinando a conciencia el estado de las mismas para determinar el proceso a seguir:
- Si no existen fugas y se encuentran en buen estado, será posible recargarlas para ser reutilizadas, en cuyo caso se pondrán a la venta como recambios ecológicos de segunda mano.
- Si por el contrario, deben destinarse a reciclaje, serán almacenadas en contenedores específicos resistentes a ácidos para que el tratamiento de las baterías sea realizado por los gestores competentes. En este último supuesto los ácidos serán neutralizados o reutilizados en la medida de lo posible mientras que los restos metálicos y plásticos pasarán a las plantas de reciclaje pertinentes.
Esperamos que este artículo os haya ayudado a comprender la importancia que tiene reciclar determinados elementos de nuestro vehículo, como es el caso de las baterías, y que la próxima vez que tengáis que cambiar esta pieza, os aseguréis, tanto si lo hacéis en casa como en un taller, que las baterías llegan a un centro adecuado donde se traten este tipo de residuos.
¿Alguna vez has llevado una batería a un CAT o desguace? ¿Sabías que era un residuo altamente tóxico? Déjanos tus comentarios.
muy interesante, siempre me ha interesado el tema de la contaminación con baterías, ya que es muy extenso..
Buenos días Mayra,
Muchas gracias por tu comentario, nos alegra que el tema te haya resultado interesante.
¡Esperamos que vuelvas pronto a visitarnos!
Saludos cordiales,