¿Quién no ha soñado alguna vez con llegar al millón de kilómetros con su coche? Lo cierto, es que, seguro que a muchos de nosotros se nos ha pasado esto en alguna ocasión por la cabeza, pero… ¿Aguantaría nuestro coche? ¿Qué debemos tener en cuenta y a qué elementos deberemos de prestar especial atención para conseguirlo?
- ¿Qué hábitos pueden perjudicar la mecánica de nuestro coche y cómo evitarlos?
- ¿Qué detalles, según los expertos, no debemos olvidar nunca?
Siguiendo las recomendaciones que os proporcionaremos a lo largo de este artículo y que la revista digital Autofácil.es ha publicado en un interesante reportaje, no podemos aseguraros que vayáis a conseguirlo, pero sí que estaréis mucho más cerca de que eso ocurra.
¿Qué hábitos pueden perjudicar la mecánica de nuestro coche y cómo evitarlos?
Realizar un mal rodaje con un coche nuevo:
Los motores de combustión interna los forman una gran cantidad de elementos metálicos, muchos de los cuales necesitan estar constantemente lubricados de aceite, que a su vez necesitan un periodo de adaptación de aproximadamente 1.000 kilómetros para que se acoplen adecuadamente entre sí. Para asegurar lo anterior, se recomienda pisar el acelerador de forma progresiva y facilitando que las revoluciones vayan aumentando suavemente. Además, no se aconseja utilizar más de la mitad del recorrido del pedal del acelerador.
No revisar los niveles de aceite:
No revisar el nivel de aceite periódicamente, podría suponer quedarse si él y seguramente acabaríamos teniendo un motor gripado, totalmente inservible. Por ello, es importante saber que cada 2.500 kilómetros conviene revisar el nivel de aceite, para verificar que éste sea el adecuado y que tanto la viscosidad como el color, se encuentran dentro de los parámetros “normales”.
Apurar la reserva de combustible:
Pese a que utilicemos combustibles de calidad, éstos siempre tienen impurezas que gracias al filtro no llegan al motor de nuestro coche, pero que con el paso del tiempo tienden a acumularse en el fondo del depósito. Apurar la reserva, puede provocar que la bomba de combustible termine por succionar esas impurezas y que éstas terminen por obstruir el paso de combustible, generando importantes averías en los inyectores.
Recorridos cortos con el motor frío:
Cuando el vehículo está parado durante varias horas, como por ejemplo desde que lo dejamos al volver del trabajo y lo cogemos a la mañana siguiente para acudir nuevamente al mismo, la bomba de aceite necesita unos minutos para poder lubricar bien todo el circuito. Es por ello que, los recorridos cortos de aproximadamente un kilómetro pueden ser perjudiciales para el motor si éstos se realizan sin realizar un “precalentamiento”. Para prevenir averías en el futuro, se aconseja dejar el motor a ralentí, entre 10 y 30 segundos, antes de iniciar la marcha.
¿Qué detalles, según los expertos, no debemos olvidar nunca?
Tal y como hemos comentado en el primer punto, hay que ser cuidadoso con el rodaje pese a que algunos fabricantes indican que en la actualidad ya no es necesario hacerlo. Si durante los primeros 1.000 kilómetros del vehículo prestamos especial atención a los consejos indicados con anterioridad, el motor y la caja de cambios de nuestro coche nuevo estarán preparados para aguantar muchos miles de kilómetros más.
Debemos evitar que el motor gire a más del 70 o 75% de su régimen máximo durante un prolongado espacio de tiempo. En motores gasolina, esto supondrá no superar las 5.000 vueltas, mientras que en un diésel no deberemos alcanzar las 3.400 rpm. En caso de ser necesario, no hay problema, podemos superar estos regímenes, pero debemos evitar hacerlo de forma continuada.
Para aquellos que acostumbramos a realizar habitualmente una conducción mayormente urbana, es recomendable que adelantemos los cambios de aceite ya que en estas condiciones la degradación es mucho más notable. Además, conviene hacer lo mismo con el filtro de aire y el del habitáculo, ya que la polución de la ciudad también hacer que pierdan eficacia en menos tiempo.
Hay que respetar los mantenimientos programados por el fabricante y en aquellos casos que se requiera, la sustitución de piezas que llegado a un cierto kilometraje o pasados unos determinados años necesiten ser cambiadas, como por ejemplo la correa de distribución. Además, pasados los 100.000 kilómetros, conviene realizar una revisión de los inyectores y del circuito de lubricación, y si es necesario una limpieza de los mismos.
El modo ECO y conducir el vehículo de esta forma en exceso, tampoco es beneficioso para el motor a largo plazo. Los regímenes deben estar dentro del rango de par máximo, entre 1.500 y 3.000 rpm en los diésel, y entre 1.750 y 3.500 rpm en los gasolina con turbo. Por ello, no debemos fiarnos mucho del indicador de cambio de marcha ya que éste siempre busca la máxima eficiencia a nivel de emisiones, pero no con respecto a la vida útil de nuestro motor. El mejor consejo, a la hora de cambiar de marcha, es que mientras conduces “escuches” a tu motor para saber qué es lo que necesita en cada momento.
Si tenemos un coche diésel, no debemos utilizar nunca biodiesel ya que este tipo de combustible puede producir daños en el sistema de alimentación. De hecho, ya son muchos los fabricantes que prohíben su uso y que advierten que hacerlo, puede conllevar perder la garantía.
Muy buenas las recomedaciones para el buen cuidado del vehiculo