Hay diversos elementos deformables en el vehículo que pertenecen a los sistemas de seguridad pasiva y que desde hace más de 30 años los fabricantes han ido desarrollando y mejorando con la finalidad de aumentar la seguridad del conductor y los pasajeros en un accidente. Estos elementos de seguridad pasiva, se unen a los de seguridad activa como el ABS, el ESP/ESC o el sistema de frenos.
Nos gustaría que conocierais hoy las zonas de deformación programada, que son en definitiva aquellas piezas del coche encargadas de reducir el impacto que sufren conductor y pasajeros tras un choque, con un objeto u otro vehículo. Cuando se produce un accidente, los ocupantes del coche reciben una gran cantidad de energía cinética que se produce por la desaceleración, haciendo en muchos casos que las consecuencias sean fatales.
Gracias a los test de seguridad o pruebas de choque -también llamadas crash test– los fabricantes de vehículos descubrieron que ciertos elementos de carrocería, es recomendable que se deformen para poder absorber la mayor cantidad de energía posible, limitando así el impacto en órganos vitales como el cerebro o los pulmones.
Las piezas que forman parte de las zonas de deformación programada están pensadas para que en caso de accidente no sean rígidas totalmente. Se producen con materiales más flexibles para que al deformarse absorban parte del impacto, haciendo que la fuerza que reciben los pasajeros sea mucho menor. Por ello, actualmente los frontales de los vehículos al chocar se deforman y quedan como si se trata de un acordeón.
El desarrollo de estas zonas de deformación programada hace que los vehículos que se comercializan en la actualidad sean mucho más seguros. Además, es importante saber que el habitáculo del vehículo está diseñado totalmente para lo contrario, es decir, para no deformarse.
Por tanto, estas zonas de deformación podremos encontrarlas en la carrocería exterior del vehículo e incluirían el paragolpes, capó o aletas, pero también las encontramos en la estructura del vehículo y alrededor del habitáculo, como el vano motor, los largueros y travesaños.
Tras un accidente, las piezas de carrocería afectadas y que formen parte de las partes deformables del vehículo seguramente quedarán inutilizables y será necesario sustituirlas, por lo que en la mayoría de ocasiones se opta por comprar los recambios en el desguace ya que son elementos que pese al paso del tiempo, si están bien conservados, no tienen fecha de caducidad.
En determinadas ocasiones y sobre todo en vehículos que están próximos a los 10 años de antigüedad, si el impacto deja inservible el frontal el resultado suele ser que la compañía aseguradora declare el coche como siniestro total, por lo que su destino final sería probablemente el desguace.
¿Conocíais esta información sobre las zonas de deformación programada? ¿Pensáis que es importante que se siga investigando en este tema? ¿Qué otros elementos de seguridad del vehículo conocéis? ¡Dejadnos vuestros comentarios!