Tal y cómo os contamos en nuestro artículo de la sección de mecánica, los amortiguadores forman parte de los sistemas de seguridad activa del vehículo. Son elementos que se integran dentro del sistema de suspensión del automóvil y su principal función es la de proteger, tanto a los ocupantes del vehículo como al resto de elementos del mismo, frente a impactos, golpes y/o vibraciones.

Los amortiguadores, pueden ser de diversos tipos pero entre los más comunes encontraremos amortiguadores hidráulicos, amortiguadores hidráulicos con válvulas, amortiguadores de doble tubo y amortiguadores monotubo. Todos ellos son distintos en su forma, aunque el cometido de estos se comparte independientemente del tipo al que pertenezcan.

¿Qué averías o fallos son síntoma de unos amortiguadores en mal estado?

Puesto que son un elemento que juega un papel importante en diferentes áreas del vehículo como la suspensión, la dirección y el sistema de frenado, será imprescindible saber en qué momento podrían estar empeorando su estado y prestaciones, debido al desgaste o a ciertas averías.

En nuestro artículo sobre las averías que pueden aparecer en los amortiguadores ya hacemos referencia a las más habituales, aunque para facilitar una identificación de los fallos hemos preparado la siguiente imagen en la que podréis ver los síntomas que más se repiten cuando hablamos de un problema con este elemento del vehículo:

fallos y averías frecuentes en amortiguadores

¿Qué vida útil tienen los amortiguadores?

Para saber qué vida útil tienen los amortiguadores de nuestro coche, habrá que conocer las especificaciones del fabricante en el libro de mantenimiento, también conocido como manual de propietario. No obstante, se recomienda que el cambio de amortiguadores se realice como máximo cada 50.000 kilómetros, ya que estos empiezan a perder el 100% de su eficacia una vez recorridos los primeros 30.000 kilómetros.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que no todos los vehículos están sometidos al mismo desgaste, por lo que en algunos casos esta vida útil podría prolongarse o acortarse en función del uso al que destinemos el coche y también dependiendo del tipo de carreteras por las que se suela circular con él.

En cualquier caso, no deberemos exceder nunca los 100.000 kilómetros sin cambiar los amortiguadores ya que de ser así estaríamos poniendo en peligro los muelles de la suspensión, con lo que la conducción se volvería mucho más incómoda y se aumentaría el tiempo de reacción del conductor, disminuyendo el agarre e incrementando las posibilidades de perder el control del vehículo.

 

Y vosotros ¿cada cuanto tiempo revisáis el estado de los amortiguadores? ¿Alguna vez habéis tenido fallos derivados del desgaste en estos elementos? ¿Sabéis lo que es el “Triángulo de la seguridad” en un vehículo? ¡Dejadnos vuestros comentarios!

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