Las averías propias del colector de escape suelen ser debidas a grietas o fisuras ocasionadas por las altas temperaturas a las que se somete este elemento del vehículo.
Averías en el colector de escape
Afortunadamente, el colector de escape de un vehículo no es un elemento que tienda a sufrir graves desgastes o que esté expuesto fácilmente a roturas, por lo que el riesgo de avería es menor que el de otras piezas del automóvil. No obstante, a causa de las elevadas temperaturas a las que es sometido durante su funcionamiento es posible que acabe por cuartearse o agrietarse.
Las zonas más vulnerables al deterioro del colector de escape son fundamentalmente las juntas y los tornillos de anclaje, que pueden aflojarse con el paso del tiempo perdiendo fuerza ocasionando así posibles fugas de aire.
¿Cómo podemos identificar un fallo en el colector de escape?
El mejor modo de apreciar una posible avería en el colector de escape de nuestro vehículo es prestar atención tanto al sonido que produce el motor como a los gases desprendidos al final del proceso desde el tubo de escape del automóvil.
Si hay fugas de gases en alguna parte del sistema de escape que puedan provenir de fisuras en el colector, el “rugido” de nuestro motor se volverá más grave e intenso que de costumbre.
Otro modo de comprobar que existan fallos en el sistema es en el olor a gas quemado que percibiremos al pisar el acelerador con el motor en marcha. Si estamos ejerciendo la conducción en ese momento notaremos tirones y falta de potencia al acelerar el automóvil.
Ante cualquier posible síntoma de avería en el colector de escape recomendamos acudir a un taller mecánico donde puedan identificar con precisión y en detalle a qué se debe este fallo del sistema de escape.
Desde RO-DES igualmente os recordamos el imprescindible valor de realizar al vehículo sus revisiones periódicas para mantenerlo en óptimas condiciones y evitar que los problemas deriven en averías con un coste de reparación más elevado. Así mantendremos tornillos, tuercas y juntas bien apretados, pues un buen mantenimiento es la mejor manera de detectar un fallo a tiempo y evitar que el problema vaya a mayores.