No es nada nuevo decir que entre las mejoras que se añaden al diseño de un nuevo modelo de automóvil, la estética juega un papel muy importante. En los últimos tiempos, el aspecto de los coches ha cambiado radicalmente, y cada estilo procura mantener una línea que sea original, novedosa y que nos permita diferenciar a simple vista el tipo de vehículo que tenemos ante nosotros.
Además, no es raro encontrar pequeños detalles, cada vez más cuidados, que hacen de cada vehículo en cuestión una pequeña obra de arte que los convierte en únicos.
Pero si vamos a hablar de la relación del arte y los automóviles, no podemos hacerlo sin pensar en Olaf Mooij, un escultor holandés que ha redefinido el mundo del arte utilizando como temática central la automoción. Sus obras están directamente relacionadas con el sector, y emplea como materiales y forma de expresión artística, los propios elementos de los coches, a los que otorga un nuevo sentido.
Este artista se dio a conocer en los noventa cuando creó su DJ Mobile con un viejo Ford Sierra añadiendo diez altavoces y una cabina de disc jockey en él, algo que le supuso, en 1999, una nominación al Premio de Diseño de Rotterdam. Su obra estaba expuesta en plena calle, por lo que no era necesario que ésta ocupase espacio en una sala de exposiciones.
Su estilo no deja a nadie indiferente. Es capaz de humanizar los vehículos añadiéndoles detalles tan curiosos como un peinado original. ¿Habías visto alguna vez la melena que puede llegar a lucir un MINI o un Clio?
También hay muchos conductores que a la hora de elegir vehículo piensan en el confort que puede aportarles, aunque seguro que nunca habían imaginado nada así de cómodo:
Un auténtico sofá Chesterfield con la forma de tu vehículo favorito, ¿por qué no? Olaf le da una vuelta de tuerca a todo aquello que podías esperar de un automóvil, caricaturizando, exagerando y mostrando una curiosa imagen que te hace reflexionar sobre la relación que tienes con tu vehículo.
Cuando nuestro coche llega al final de su vida útil, nos sentimos muy identificados con las obras de Olaf. Forma parte de nuestra historia, de nuestra vida, y a veces sentimos pena al pensar que sus días de rodaje tienen que acabar. No identificamos el automóvil propio como una amalgama de hierros o chatarra para reciclar.
Pero humanizarlos no es la única forma que utiliza para darles personalidad a los automóviles, la mente inquieta de este holandés no tiene límites. Puede convertir vehículos en toda clase de seres vivos con ideas que resultan tan originales como inquietantes; hacerles mudar la piel imitando a los reptiles o fingir que son embriones a punto del nacimiento, como podéis ver en las imágenes a continuación:
¿Es tu coche una mascota o un amigo?
Sin duda, una de las creaciones más singulares de este ingenioso escultor es su BrainCar; una prueba más de que Olaf puede insuflar vida a objetos inanimados. Este coche circula durante el día, como prueba de que su arte es de lo más urbano y callejero, para permitirse el lujo de soñar cada noche: en su cerebro blanco mate se pueden ver proyectados los sueños relacionados con todo lo que el coche “ha vivido” durante el día.
Sabemos que es difícil de creer, pero cada vez más artistas encuentran inspiración para sus obras en los medios de transporte que de una forma u otra, siempre están presentes en nuestras vidas tal y como hemos visto en anteriores artículos de nuestra sección «Nueva vida útil».
¿Alguna vez has pensado en tu vehículo como si de un ser vivo se tratase? ¿Qué opinión te merece el arte de Olaf Mooij? Déjanos tus comentarios.